mauriciofigueroac [at] gmail [dot] com
De vez en cuando me rapta la musaraña y escribo un cuentito. Algunos de los que considero menos malos los comparto más abajo porque me gustan, pero me asustan (cf. Ana Bárbara).
Desde el año 2001, mantengo una bitácora en la que registro de manera pormenorizada todo lo que hago mientras no esté durmiendo. Las razones, para las y los curiosos, tienen que ver con por qué Jackie Chan lava sus propios calzoncillos: "Is not about money. Is about discipline". La bitácora existía en formato papel hasta el año 2015, pero el 2016 la transformé a formato digital, en particular, a Markdown. Haber hecho la transición me ha permitido procesar el texto de maneras interesantes, una de ellas esta: cada vez que termina el año calendario, tomo la bitácora y calculo automatizadamente mi listado de frecuencias léxicas.
Me gusta imaginarme este listado como una radiografía del año que acaba de pasar, de aquello en lo que ocupé mi tiempo y mis preocupaciones. Es revelador el ejercicio, porque lo que está más arriba —personas, actividades o cosas— ha estado más presente, y lo que está más abajo, menos, para bien o para mal. Conforme pasan los años, asuntos suben como burbujas de jabón o como humo, y otras se hunden como rocas, o como algo bueno que fue y que hay que dejar partir.
Por supuesto, la lista tiene algunos problemas. Por ejemplo, como no está lematizada, la frecuencia de un referente en particular puede estar repartida en varias entradas (e.g., Nicolás, Nico, Niquito, chiquito, chiquitito, cachorro, tesoro, tesorito, etc.) o distintos referentes pueden estar fusionados en una sola entrada. Como sea, hela aquí la lista del año que ya despedimos, para su consideración y análisis.